Ante vosotros, una de las figuras más difíciles a la que un pintor de miniaturas se puede enfrentar. Con más de un palmo de alto, cerca de 100 piezas y un diseño endemoniado, este hijo descarriado del Emperador es un verdadero reto, o al menos para mí lo ha sido. En cualquier caso es un personaje tan icónico, que vale la pena el esfuerzo. Espero que os guste el resultado.